Los trastornos relacionados con el gluten abarcan diversas manifestaciones clínicas inmunitarias ocasionadas por el consumo de este componente en individuos con predisposición genética. Entre estos destacan la enfermedad celíaca y la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC), que pueden provocar síntomas tanto intestinales como en otras partes del cuerpo, incluyendo lesiones cutáneas.
El Dr. Dario Didona, del Centro de Enfermedades Cutáneas Raras en Roma, Italia, encabezó una revisión sobre las características clínicas, el diagnóstico y las opciones de tratamiento de estos trastornos, con el objetivo de proporcionar a los médicos una herramienta útil para el manejo eficiente de estas enfermedades complejas.
Para ello se realizó una búsqueda exhaustiva de la literatura médica sobre trastornos cutáneos relacionados con el gluten, y se recopilaron y sintetizaron datos provenientes de estudios clínicos, informes de casos y guías de práctica clínica para ofrecer una descripción general completa del tema.
La conclusión fue que la dermatitis herpetiforme (DH) es la manifestación cutánea más reconocida relacionada con la enfermedad celíaca. Se caracteriza por pápulas y vesículas intensamente pruriginosas dispuestas en un patrón herpetiforme, y su diagnóstico se realiza mediante la detección de depósitos granulares de IgA en la unión dermoepidérmica a través de inmunofluorescencia directa.
Otras afecciones cutáneas asociadas incluyen psoriasis, dermatitis atópica (DA) y urticaria crónica, y en pacientes con SGNC, se han observado diversas manifestaciones cutáneas como eccema y lesiones urticariformes y psoriasiformes.
Un estudio reciente ha indicado que aproximadamente el 30 % de los pacientes con SGNC también padecían DA, mientras que otra investigación reveló una mayor frecuencia de eritema, picazón difusa y urticaria tras la ingesta de trigo en pacientes con SGNC y alergia al níquel.
Además de la conexión bien establecida entre la DH y la enfermedad celíaca, otras enfermedades de la piel podrían representar manifestaciones extraintestinales de estos trastornos. En estos casos, una dieta libre de gluten puede resultar en la mejora de los síntomas, incluso sin necesidad de terapias adicionales.
En la DH, aunque la alimentación es fundamental para el manejo a largo plazo, el tratamiento inicial con dapsona suele ser necesario para un alivio rápido de los síntomas.
En situaciones más complejas o refractarias, se pueden considerar terapias alternativas como sulfonamidas o tetraciclinas, aunque según las guías europeas más recientes, los corticoesteroides sistémicos deben ser evitados.
En este contexto, resulta crucial que los dermatólogos identifiquen las diversas manifestaciones cutáneas de los trastornos relacionados con el gluten, manteniendo un alto índice de sospecha en casos resistentes a la terapia con corticosteroides.
Así las cosas, la implementación de una dieta libre de gluten puede convertirse en una estrategia terapéutica valiosa en estos pacientes, al tiempo que futuros estudios clínicos e inmunológicos en cohortes más amplias de pacientes con SGNC, podrían revelar un patrón cutáneo específico, facilitando un diagnóstico temprano de la enfermedad inflamatoria intestinal y mejorando el manejo de estos trastornos complejos.