Destronada como ingrediente indispensable de la gastronomía, la harina de trigo ha pasado de ser muy solicitada y popular a disputarse el podio con otras alternativas etiquetadas como más saludables y beneficiosas, una situacion amparada por el éxito de las harinas sin gluten, necesarias para elaborar productos de panadería y bolleria para los celíacos.
Un informe de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de los Estados Unidos (NHANES) revela que alrededor de 2,7 millones de personas sin enfermedad celíaca comenzaron a seguir una dieta sin gluten entre 2009 y 2014, y los autores del escrito sugieren que esta tendencia se debe a la percepción pública de que una dieta sin gluten es más saludable y puede mejorar síntomas gastrointestinales inespecíficos, y a una creciente oferta de alternativas sin gluten disponibles en el mercado.
De esta manera, están triunfando en este ,ercado saludable las harinas de algarroba, almendras y avena. En este sentido, la especialista en Nutrición Valentina Martínez ha señalado que “el auge en el consumo de harinas alternativas se debe en primera instancia a la vuelta de la dieta keto −que se caracteriza por ser baja en carbohidratos− y a la gran cantidad de personas que están siendo diagnosticadas con intolerancia al gluten”.
Los especialistas defienden que los sustitutos al trigo no son mágicos, de modo que para notar resultados y sacar provecho de sus propiedades es necesario hacer un balance energético y de nutrientes durante todo el día, destacando algunas opciones que incluso son más calóricas, lo que puede convertirse en un problema cuando esa energía no se usa y se acumula. Así las cosas, las principales harinas sin gluten que ahora triunfan en el mercado son las siguientes:
- Harina de almendras
Es una de las harinas sin cereales ni gluten más comunes, y está elaborada con almendras molidas y blanqueadas. Tiene una cantidad nula de hidratos de carbono y es alta en grasas saludables y proteínas, y aunque se consuma en poca cantidad, aporta gran cantidad de calorías. Es el sustituto que más se usa para hacer panes y bollos, gracias a su dulce sabor. Pero eso no es todo, esta harina contiene manganeso, que ayuda al cuerpo a coagular adecuadamente la sangre, lo que le permite sanar después de una lesión y descomponer eficientemente carbohidratos y colesterol. Además, al tener un bajo índice glucémico, es apta para el consumo de personas con diabetes a los que permite controlar sus niveles de azúcar en sangre de manera más efectiva.
- Harina de avena
Se elabora moliendo avena integral y da a los productos horneados más sabor y textura que la tradicional harina de trigo, siendo considerada una auténtica bomba de nutrientes, dada su riqueza en magnesio y zinc, además de vitaminas B1, B6, biotina y ácido fólico. Además, tiene un alto contenido en fibra que favorece la digestión y, específicamente un tipo de fibra soluble llamada betaglucano que puede ayudar a reducir el colesterol LDL, así como los niveles de azúcar en sangre e insulina. Esta harina, tiene efectos reductores del colesterol del β-glucano de avena, esta contraindicada para algunas personas, y más en concreto, para los intolerantes a la proteína de la avena.
- Harina de algarroba
No solo es una alternativa a la harina con gluten sino también al chocolate gracias a su sabor y consistencia parecidos. 100 gramos de harina de algarroba aportan 220 calorías, 48,8 gramos de carbohidratos, 4,6 gramos de proteínas de origen vegetal y 40 gramos de fibra, y destaca el hecho de que no contiene colesterol y mantiene un índice de grasas totales muy bajo. La algarroba es de los alimentos autóctonos más antiguos, y su consumo se vincula a costumbres ancestrales y comunidades que elaboraban la harina de algarroba con mortero de madera.