cocinacolegioUno de cada 20 alumnos zamoranos que se quedan a comer en el colegio pide una dieta especial de acuerdo a los problemas de salud o las diferentes ideologías que se dan cita en los centros educativos de la capital y la provincia. Una cifra baja, pero que las empresas encargadas de los menús tienen que tener en cuenta a diario. Entre las particularidades más repetidas en los comedores escolares destacan los alumnos con alergia al gluten, pero también figuran otros alérgicos a la lactosa, diabéticos, con alergia al pescado o alumnos musulmanes.

El responsable de comedores escolares de la empresa De Luz, Saulo Hernández, que elabora los menús de diez colegios en la capital, destaca que a los menores que necesitan un menú en el que están prohibidos determinados ingredientes, se les elabora la comida "según el listado de platos especiales que tenemos, aunque lo que intentamos siempre es elaborar la comida lo más parecida posible a la del resto de alumnos. Cuando el plato es macarrones con chorizo y tenemos un alumno musulmán que no puede comer cerdo, elegimos otra carne y el resultado es equivalente, y así con en el resto dietas", señala.

Las empresas encargadas de elaborar los menús escolares lo hacen bajo las directrices nutricionales y de gramaje que marca la Junta de Castilla y León. Según esas dietas, los escolares tienen que comer dos raciones de legumbres a la semana, las mismas que de verduras y una de patatas y arroz o pasta. El pescado tiene que estar presente al menos dos días, la carne otros dos y el huevo tan solo uno. En cuanto a los postres, la Junta obliga a que cada semana la fruta y el yogur estén presentes tres o cuatro veces y otros postres lácteos entre una y dos veces.

"Seguimos las pautas que nos marca la Junta, pero además intentamos meterles más verduras en los menús diarios, por ejemplo con guarniciones de ensaladas con la carne, o elaborando alubias con vegetales en vez de con carne", señala el responsable de la empresa De Luz, encargada de elaborar 600 raciones al día para los escolares de la capital y la provincia.

También en la cantidad de comida por niño «tiramos para arriba para evitar que ninguno se quede con hambre, subraya Saulo Hernández, que asegura que cada vez es más complicado "encubrir las verduras y el pescado para que coman mejor, porque fuera tienen muchas chucherías que llevarse a la boca", asegura.

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