boutique-golosinas300Acaba de abrir sus puertas en Valladolid Yooppi, una nueva tienda que Jairo Pérez y Lorena Cuenca han puesto en marcha en el centro de la capital, después de dos años de regentar un quiosco en Palencia y un puesto en Arroyo. Era el momento de apostar fuerte, y nada mejor que el centro de la ciudad para elaborar yogur helado de manera artesanal y ponerlo a disposición de sus clientes, resaltando que "a diferencia de otras marcas y franquicias, en este caso utilizamos materias primas naturales, sin gluten entre sus ingredientes y con leche desnatada".

La etiqueta con las propiedades del producto comienza a engarzar virtudes: «Yogur rico en calcio, fibras y proteínas, con 0 % de materia grasa, sin conservantes, 'light' y probiótico, que ayuda a la digestión». Esto, en la base del yogur. Y a partir de ahí, todos los elementos que se quieran incluir, desde trocitos de frutas a gominolas y lacasitos ('toppings' preferidos por los niños) y salsas (que suelen ser las elecciones de los adultos).

"Es verdad que ahora hay muchas tiendas de yogur helado", reconoce Lorena Cuenca, aceptando que estas se han puesto de moda, "pero para competir hay que hacerlo apostando por la calidad. Nos daban un poco de miedo las franquicias, porque tienen más tirón, pero al final la calidad se demuestra en el producto", apunta Pérez.

El libro de instrucciones del emprendedor dice que hay que ofrecer algo único y diferenciado. Y por eso Yooppi ha querido introducir en Valladolid una serie de productos que apenas tienen presencia en la ciudad, pero que se han constituido en un auténtico boom, por ejemplo, en Madrid, donde se vive una dulce fiebre por culpa de las gominolas suecas.

Dicen que son las mejores del mundo porque allí la legislación es mucho más severa, impide que se vaya la mano con las grasas (nada de transgénicas) o los colorantes y hay mayor porcentaje de frutas en su elaboración. Eso las ha convertido en producto saludable (sin gluten, sin soja y casi sin azúcar) y del tipo delicatessen, "aunque a un precio que no varía mucho respecto al resto de gominolas". Los cien gramos se venden por 1,50 euros. Y además, con diseños novedosos.

Jairo descubrió estos dulces en 2011, durante un viaje a Suecia, y cuando los probó, lamentó que no fuera sencillo encontrarlos en España. Por ejemplo, los regalices picantes, los salados... Y los toffes o los chocolates de importación, que en este caso también llegan desde Bélgica o desde Suiza. Aunque el dulce no solo tiene que se agradable al gusto... sino también a la vista.

"Hacemos diseños y preparaciones para que las gominolas sean un regalo muy especial, original, personalizado y asequible". Hay tartas de chuches o brochetas de gominolas que pueden servirse en cualquier evento o celebración, como cumpleaños, bodas, bautizos, graduaciones, regalos de San Valentín o de empresa, actos culturales... "La idea es buscar alternativas para sorprender a los invitados, clientes o familiares", apunta Lorena Cuenca.

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