
El compostelano Manuel Vázquez se ha propuesto ganar adeptos para el pulpo y el vino gallego entre los aragoneses. Para ello, ha rehabilitado la estación de tren de Botorrita, a diez minutos de Zaragoza, para convertirlo en una original pulpería que se ha convertido en referencia para celíacos y diabéticos de la capital aragonesa. Vázquez logró que ADIF le alquilase por dos decenios esta antigua estación construida en un edificio singular exponente del racionalismo y construido hace 78 años por el arquitecto Secundino Zuazo. Una vez rehabilitado, radicó allí un original proyecto que ha convertido la Pulpería dBoto, cuya carta, armada con gran cantidad de productos gallegos, está orientada a las personas que padecen estas enfermedades.
El local -un gastrobar, según Vázquez- está especializado también en empanadas (de mejillones con zorza y nori, de calamares con kombu...), «porque el diabético puede tomar también una buena ración sin problema». El mar gallego tiene su lugar destacado en la carta y entre las carnes aparecen sorpresas como el reno, el ciervo o el jamón de potro salvaje gallego, «una maravilla con menos grasa aún que la carne de pollo.
Pero el proyecto, en el que se ha involucrado también la Asociación de Diabéticos de Aragón, es más amplio. Incluye también una escuela de cocina en la que quieren «enseñar a los padres con hijos celíacos o diabéticos cómo deben comer, qué alimentos deben sustituir y de qué manera pueden hacerlo». «En España -prosigue- se amputan miles de pies cada año por culpa de la diabetes. Han montado un número increíble con esto de la gripe A, que al final no fue nada, y resulta que nadie dice ni pío de esta pandemia apocalíptica», protesta Vázquez antes de recordar que, «según la ONU, una de cada cinco personas en el mundo será diabética dentro de 20 años».
En un futuro no muy lejano, Manuel Vázquez confía en rehabilitar también una estación en su Santiago natal para ofrecer un servicio parecido. «Solo que en Galicia -precisa- entraré con productos de Aragón, como, por ejemplo, el famoso ternasco, que es equivalente por niveles de grasa y otros valores al jamón de Jabugo».